Si no ahorras es porque no quieres: 10 métodos infalibles
Vale, vamos a meterle caña al tema del ahorro, ese viejo amigo que muchos millennials vemos como un Pokémon raro: todos hablamos de él, pero pocos lo hemos capturado. Porque en este sentido, sin que sirva de precedente, tenemos mucho que aprender de los boomers: «el que guarda encuentra», «un grano no hace granero, pero ayuda al compañero» o «ahorrar no es sólo guardar, sino saber gastar». Refranes que suenan a yayo… pero que ayudan.
Porque si eres de la Gen Z, tú ya no engañas a nadie: estás entre pagar el Netflix y ahorrar para ese viaje que llevas preparando durante 3 años para ir a Bali (ahorrar por ahorrar, va a ser que no).
El problema del ahorro, es que muchos creen que ahorrar es sólo guardar billetes bajo el colchón; cuando en realidad es la llave maestra para no vivir siempre al límite cada fin de mes. Imagina poder invitar a tus colegas a unas birras sin mirar la cuenta del banco con más miedo que cuando viste el capítulo del Black Museum de Black Mirror. Eso, queridos amigos, es el poder del ahorro. Cambia vidas, y no es broma.
Veamos juntos los 10 mejores métodos para que ahorres un poco.
Ahorro de cambio: como tu vecina Milagros
Ahorrar el cambio tras cada compra es como ese final inesperado de una serie que se eterniza y, de repente, te deja boquiabierto: parece poco capítulo a capítulo, pero al final, ¡sorpresa! Ahí tienes para el concierto de tu grupo favorito o esa escapadita de finde.
Con apps al estilo Goin, cada vez que pasas la tarjeta para pagar un café, un libro o unas zapatillas, una porción se va directa a tu hucha digital. Sin esfuerzo, sin lloros. Es la magia moderna (sin llegar al Mago Pop): ahorras mientras vives tu vida, y cuando menos lo esperas, ¡tachán! Dinero extra para gastar en lo que realmente te apetezca.
El método del sobre suena a políticos mafiosos…
El método del sobre es algo parecido al Risk, ese juego de estrategia que nunca pasa de moda: si lo que quieres es ganar, tienes que planificar tus movimientos (o en este caso, tus gastos) con una precisión milimétrica.
Imagínate repartiendo tu dinero en diferentes sobres, cada uno etiquetado para una misión especial: comida, ocio, caprichos. Es un retorno a lo clásico, un homenaje a cómo se las ingeniaban antes de que las apps asumieran el control.
Porque sí, esta táctica te hace sentir el control total, como si fueras el dueño y señor de tus finanzas por una vez en tu vida, asegurándote de que cada euro tiene su finalidad y que no vas improvisando día a día.
Regla del 50/30/20, como una partida a la Play
La regla del 50/30/20 es lo más parecido a tener el mando de una consola de videojuegos para tus finanzas: un control total sobre cada próximo movimiento que vas a hacer.
Piensa que tu sueldo es una pizza gigante: pues bien, la mitad va directo a lo esencial (sí, el alquiler y las facturas, esos niveles básicos del juego de la vida), un 30% se transforma en esos extras que te dan alegría (como esa salida a cenar al Foster’s o unos cascos nuevos para la música) y el 20% se guarda sin alternativa como el tesoro de un dragón, destinado a tu hucha de ahorros. El equilibrio perfecto entre supervivencia, disfrutar y planificar un poco tu futuro.
Ahorro automático: no tienes ni que pisar el embrague
El ahorro automático es como poner tu estrategia financiera en piloto automático: decides una vez lo que es bueno para ti y luego dejas que la tecnología se encargue del resto.
Piensa que cada mes, justo después de recibir tu sueldo (el momento más eufórico del mes), una parte se va automáticamente hacia tu cuenta de ahorros o inversión, sin que tengas que mover un dedo.
Es como si tuvieras un asistente personal llamado Geoffrey Butler dedicado a asegurarse de que estás pensando en tu futuro financiero, teniendo en cuenta que siempre haya algo guardado para tus grandes proyectos o para cuando el camino se ponga un poco cuesta arriba.
Ahorro por objetivos, como una maratón
El ahorro por objetivos es algo así como dibujar un mapa del tesoro donde X marca el lugar de tus sueños y deseos.
Para ello te planteas metas tangibles: ir a ver focas a Groenlandia, a cenar a un restaurante estrella Michelín o comprarte el último BMW serie 1. Cada vez que apartas dinero hacia estos objetivos, es un paso que te acerca más a ellos.
Una estrategia que transforma el ahorro en una especie de maratón, donde cada aportación es un kilómetro recorrido hacia la meta. No se trata solo de guardar dinero; es invertir en tus sueños, haciéndolos más reales con cada euro ahorrado. Es la motivación hecha estrategia.
El método de los frascos: no confundas euros con harina
El método de los frascos realmente captura esa esencia de creatividad y organización que tanto se celebra en Pinterest. Es como cuando te deslizas por esa app y ves un proyecto DIY (hazlo tú mismo) que transforma algo ordinario en algo extraordinario.
Aquí, los frascos no son solo recipientes; son tu proyecto personal. Cada uno, cuidadosamente etiquetado, no solo guarda tu dinero, guarda tus sueños (frase de película de Antena 3 un domingo por la tarde).
Al separar tu dinero en estos frascos a la vista, te involucras en un proceso creativo, casi artístico, donde cada vez que ahorras ves un cambio en tu exposición personal de metas; vaya, que cada vez ves los frascos más llenos, y eso mola.
En realidad, es una forma de materializar tus objetivos financieros, dándoles un lugar físico en tu mundo, lo que hace que el progreso no solo sea visible, sino también inspirador, al estilo de los tableros de inspiración de Pinterest que organizan y dan brillo a cada aspecto de la vida.
Reduciendo gastos superfluos: deja de malgastar
La reducción de gastos superfluos es como cuando haces la limpieza de primavera en tu casa, pero a nivel financiero. Te pones tus guantes de limpieza, preparado con un listado de gastos, y empiezas a deshacerte de todo lo que no necesitas: esa suscripción al gimnasio que no usas desde el año pasado, las cenas fuera que se están comiendo literalmente tu nómina, o esos caprichos impulsivos que parecen buenos en el momento pero que luego solo coleccionan polvo en la estantería.
Es un proceso de identificación y eliminación de lo que no aporta valor real a tu vida, liberando espacio y recursos para lo que realmente importa. Al final, te quedas con un presupuesto más limpio, ordenado y, lo más importante, con más capacidad para engordar tu hucha de ahorros. Es como encontrar esos eurillos que se te cayeron en el sofá, pero a gran escala.
Ingresos extra: ¡no los gastes, guárdalos!
El ahorro basado en ingresos extras es como recibir un power-up inesperado jugando al Zelda: en lugar de gastarlo al momento en mejoras absurdas, lo guardas para cuando realmente lo necesites.
Piénsalo como esos bonos de beneficios, devolución de impuestos, o cualquier ingreso favorable que te llega sin avisar. En vez de correr a gastarlo en el primer impulso, lo mandas directamente a tu ahorro, y lo transformas en un superpoder para tus metas financieras a largo plazo.
Invertir es ahorrar, pero haciéndolo bien
¿Te gusta la jardinería? Si es así, a menos que vivas en un pueblo perdido de Almería, probablemente no tengas jardín.
Pues bien, si eres de los que sueña con tenerlo algún día (o en lugar de jardín una piscina privada) y no demasiado lejos de Madrid o Barcelona, de momento no te preocupes demasiado por plantar margaritas o tomates, planta acciones, bonos o fondos indexados. Verás que algún día no solo tendrás tu dinero, sino que probablemente también tendrás los intereses de haberlo invertido.
Evita endeudarte a menos que no haya elección
«No te endeudes» es el nuevo mantra de ahorro, como ese sticker de «Keep Calm» que ves por todos lados, pero con un giro mucho más práctico para tu bolsillo.
Así que evita caer en las arenas movedizas financieras de las deudas, porque una vez que entras, salir es un lío. No tener que pagar intereses por lo que tomaste prestado y disponer de todo tu dinero, es una de las mejores formas de ahorro.
Así que ya sabes, a partir de 2024, haz del ahorro tu forma de vida y pon en práctica estos 10 métodos infalibles. Cada día más cerca de tus sueños.