Cashback: la forma más automática de ahorrar en el mundo
Si eres de los que ha visto Regreso al Futuro, tienes mucho ganado en este artículo. Como bien sabes, este clásico de la Ciencia Ficción se llama en inglés «Back to the Future». Así que sí, los fans de esa película ya saben que «back» es «regreso» o «vuelta».
Respecto del «Cash», si naciste en la década de los 2.000 y tus referentes televisivos son «Stranger Things» o «La casa de papel», sabrás que significa «efectivo» o «dinero en efectivo». Pero tranqui, que si eres de los 80, tengo palabras con polvo guardadas en el baúl de los recuerdos como: «pasta», «guita», «plata» o «pela».
Solo tenemos que juntar las dos y ¡Boom! Cashback. Ese amigo genial que te devuelve una parte del dinero cada vez que compras o haces algo concreto. Ya lo sé, yo tampoco tengo amigos así…
Así que todo vuelve, hasta el dinero…
Podríamos decir que cuando hablamos de «Cashback», hablamos de dinero que vuelve una vez gastado. ¿A dónde vuelve? ¿Al planeta reembolso?
¡No! Vuelve a ti, a tu saldo, después de realizar una acción concreta, como podría ser un comprar en La Casa del Libro. Y, espera un momento antes de que optes por seguir con los cupones descuentos del Aquarium de Barcelona, porque lo que estás leyendo es cierto; plataformas como Goin hacen Cashback incluso con la compraventa de criptomonedas.
En ocasiones puedes conseguir un cashback solo por tener depositado dinero en tu cuenta, por realizar una donación a la protectora de gatos de tu barrio o incluso por vincular tu cuenta o tarjeta con tu plataforma de gestión.
Imagina por un momento una plataforma como es Goin, dándote dinero por conectar cualquier banco o tarjeta con tu usuario, o por comprar algún producto determinado en algún lugar determinado. No me digas que no mola.
¿Dinero por no hacer nada? ¿Dónde está la trampa?
Tranquilo, sabemos que te han tangado mil veces en la vida y que desconfías hasta de tu sombra. Nos pasa a todos. Aquella Play 2 de segunda mano que no funcionaba (la que encontraste en milanuncios, sí) y que te mandó Alby22 desde un pueblo de Lugo; tu hermano dándote el coche de scalextric que menos corría; tu hermana la ciclista que te hacía trampas jugando a las chapas… todo han sido traiciones y engaños en tu vida, pero es hora de que lo dejes ir (let it go!), y de que recuperes la confianza en los demás.
Por mucho que te cueste creerlo, hay cosas buenas como el cashback sin ningún tipo de trampa, ni cartón. Y sé lo que estás pensando (soy adivino, sí, pluriempleado). Estás pensando: ¿por qué querría nadie darme dinero gratis? Pues porque en este caso los consejos de tu abuelo Quirico ya están un poco desfasados y porque la vida ha cambiado mucho.
Vale, ¿pero esta fiesta quién la paga?
Generalmente, no son las marcas, sino las plataformas quienes corren con los gastos derivados del cashback. ¿Por qué? Buena pregunta, como siempre.
Plataformas que hacen Cashback, como es el caso de Goin, lo hacen porque quieren fidelizarte como usuario.
Resulta complicado encontrar buenos usuarios, y cuando esto ocurre fidelizar con programas como el Cashback es una prioridad. One of us! One of us! One of us! (Vale ha sonado a secta, pero no es así). Te haces querer, y te quieren.
Otra forma de explicarlo podría ser que existen muchos tipos de detergentes lavavajillas en el mercado, pero por culpa del anuncio de Villarriba y Villabajo, la mayoría de la gente cree que solo el Fairy es capaz de limpiar correctamente vasos, platos y sartenes. Es más, ¿te has dado cuenta que la gente dice: «compra fairy»? ¿Has escuchado a alguien decir alguna vez: «compra detergente lavavajillas»? Como mucho te han podido decir: «compra fairy del de marca blanca». Bueno, aquí la cuestión es que hay muchos detergentes lavavajillas tan buenos como el Fairy, pero los usuarios a veces no están dispuestos a romper una rutina de compra sin obtener algo a cambio. En este punto, puedes entender que el cashback sirve para que los usuarios ahorren mientras dan una oportunidad a nuevos productos de calidad en el mercado.
¿Qué tipos de cashback existen?
Tranquilo, había más sabores de patapalo (polo de los 80 y los 90 para los que no fuisteis a E.G.B) que tipos de cashback. Básicamente podemos hablar de dos tipos:
Cashback directo
En inglés se denomina «Card-linked offers», CLO para los amigos. Sería algo así como cuando ibas a merendar en casa de la abuela, que no tenías que hacer absolutamente nada. Ella tenía listo el bocata de mortadela y el vaso de Sunny (y aquí seguimos, vivitos y coleando). Pues bien, la merienda de tu abuela extrapolada al cashback significa que tú no tienes que hacer nada, porque es automático. Tu cuenta está vinculada a Goin, realizas compras en alguna marca relacionada y se te hace un cashback directo.
¿No te vale mi «supermetáfora»? No pasa nada, te lo explico de otra manera.
Para entender cómo funciona el cashback directo con Goin, piénsalo como un equipo trabajando para ti en dos niveles: lo que haces tú y lo que hace Goin.
Primero, tu parte es súper simple: sólo necesitas conectar tu banco con la app y seguir comprando como siempre.
Pero en realidad la magia sucede entre bastidores, como ocurría con los conciertos de OT. Cada día, Goin revisa tu cuenta bancaria buscando tus compras recientes. Estas transacciones se pasan por una plataforma especializada en manejar redes de afiliados, donde se compara el nombre de los comercios con los conceptos de tus transacciones bancarias. Si hay un match como en Tinder, ¡bingo! La compra se registra y un proveedor se pone manos a la obra para validar tu cashback, siguiendo las reglas de la marca.
Una vez que se confirma y el dinero está listo, Goin te lo deposita directamente en la app. Así, sin que tengas que mover un dedo, tu cashback va desde la tienda hasta tu bolsillo, ¡como por arte de magia!
Cashback por enlace
Aquí la película cambia de guión y de guionista. No es como cuando ibas a merendar a casa de tu abuela, sino que sería más bien cuando ibas a comer en casa de la hermana de tu colega Ángel y te tocaba poner la mesa. Piensa en los cashback por enlace como enlaces que te aparecen dentro de la plataforma y que te llevan a la página donde comprarás el producto o el servicio. Si te fijas en la URL, verás que aparece información exclusiva, y es que ese enlace es solo para ti, para que se pueda generar el cashback a tu cuenta.
En el mundo del cashback por enlace con Goin, tu papel es activo pero sencillo: primero, activas la oferta deseada, ya sea a través de la app de Goin o usando su extensión de Chrome, que te facilita la vida avisándote de ofertas disponibles mientras navegas por Internet.
Una vez activada la oferta, realizas tus compras como de costumbre. Pero detrás de todo esto, la magia del cashback se pone en marcha nuevamente.
El primer paso ocurre en la plataforma de afiliación, donde se rastrean los clics que haces en las páginas de los comercios. Es un seguimiento digital que conecta tu compra con la oferta activada. Luego, el proceso sigue un camino muy sencillo: el proveedor entra en juego, gestionando y validando tu cashback según las directrices de la marca.
Cuando todo está confirmado y el dinero llega, Goin deposita tu cashback en la app. Es un proceso que convierte tus clics y compras en ahorros reales, ¡todo ello mientras navegas y compras en línea sin moverte del sofá!
Seguimos con las adivinanzas: sí que lo puedes usar para ahorrar
Si te estás planteando usar el cashback como una herramienta de ahorro más, vas por el buen camino pequeño Padawan. Vamos a ver diferentes formas de ahorrar con el cashback:
- Piensa en enero y septiembre, ¿qué tienen en común? ¿La vuelta al cole? ¡Mec, error! La respuesta correcta es que todo el mundo decide parecerse un poco más a David Michael Hasselhoff en «Los vigilantes de la playa», y un poco menos a Chicote en «Pesadilla en la cocina». ¿Qué necesitas a parte de cumplir tu palabra por una vez en la vida? Exacto, un gimnasio y ropa de deporte, ¿cierto? Pues con cashback puedes intentar encontrar gimnasios y marcas de ropa que te devuelvan dinero por apuntarte o por comprar.
- Ahora vayamos directamente a las vacaciones de verano, y es que, finalmente, después de llevar más años soltero que Ramón García dando las campanadas de Nochevieja, te has echado novie (novia, o novio, o sigues soltero, vaya). ¿Qué cambia? Que ya no te vas con los cuatro fiesteros del pueblo a darlo todo a Ushuaia, que te quieres marcar 15 días por las islas griegas en plan romántico. ¿Cómo ahorrar viajando con cashback? Encuentra hoteles, compañías aéreas o empresas de taxi que participen en programas de cashback para hacerte ahorrar.
Como puedes ver, esta herramienta de ahorro es la mejor de todas, te ayuda a ahorrar mientras gastas dinero en las cosas que más te gustan. Es como si un Big Mac adelgazase, o ver el Netflix te sirviese para aprobar… paradojas de las que molan.
Cómo ser un pro del cashback
En este último apartado te voy a enseñar a cómo convertir un céntimo en alambre mientras tiras de sus dos extremos. Nah, es broma, pero sí que te voy a dar unos cuantos tips para que saques el máximo beneficio del cashback:
- Revisa periódicamente las marcas y productos vinculados al programa de cashback de cada plataforma, porque algunas ofertas sólo están disponibles durante un tiempo limitado. Si no lo haces quizá te pases el próximo año vistiendo solo con camisetas de baloncesto y comiendo doritos.
- Pon un poco de planificación en tu vida, y deja de vivir como cuando tenías 18 años y te ibas de cañas un martes por la tarde (¡qué tiempos!). Bromas a parte, la planificación en el cashback puede ayudarte a ahorrar más. Reserva tus vacaciones de verano en invierno, vete a cenar un miércoles por la noche… Con tiempo y estrategia puede ser el próximo Rupert Murdoch.
- Hay que ser perseverante, como la gente que aún sigue diciendo «perseverante». Si acumulas cashback con cosas que compras a diario, puedes sumar muchos ahorros a final de mes.
- Combina ofertas y promociones de cashback. ¿Te acuerdas cuando Goku se fusionó con Vegeta para vencer a Majin Buu? El resultado fue Vegetto, un guerrero Súper Saiyajin increíblemente poderoso. Y, como siempre había aprendizajes en Dragon Ball, en este caso es que si fusionas ofertas y promociones de cashback, tú también puedes convertirte en Súper Saiyajin.
Para que lo termines de entender. Imagina una escena donde se contrastan dos mundos del ahorro: el antiguo y el moderno.
Por un lado, visualiza a tu tía Paquita la ahorradora meticulosa y paciente, recortando cupones de revistas, apilándolos como un tesoro. Es la época de las colas en el supermercado, donde la cajera cuenta cada cupón mientras mastica un chicle y una cola de clientes impacientes suspira detrás. Este método, aunque efectivo, era laborioso y lento.
En contraste, piensa en el cashback como una moderna varita mágica del ahorro. Es simple, rápido y digital. Mientras tu tía Paquita contaba cupones, tú con un clic obtienes reembolsos automáticos en tus compras en línea.
El cashback no solo es más eficiente, sino que te ahorra el mal rato de las largas colas y las miradas de los demás. Es una evolución en el arte de ahorrar, una transición de lo manual a lo digital, donde la comodidad y la rapidez han ganado.