ETFs: ¿qué son?
Los ETFs, o Exchange-Traded Funds, son un elemento muy importante en el universo de las inversiones. Piensa en ellos como una bebida espirituosa o un cóctel financiero: puede ser una acción, un bono, una materia prima… o una mezcla única de acciones, bonos, materias primas…, servidos en una cómoda y eficiente copa de fondo de inversión. Pero aquí viene lo interesante: los ETFs se negocian en la Bolsa, lo que les da esa chispa de flexibilidad y accesibilidad a todo el mundo.
Los ETFs no son primos de E.T.
No todo lo que empieza por «ET» tiene que ver con ese adorable extraterrestre que volaba en bici. Es más, los ETFs se parecen más a la fabada de la abuela de Litoral, que a ninguna otra cosa. ¿No me crees? Me explico.
Por cierto, si has llegado hasta aquí y eres de la Generación Z, te dejo abajo fotos del entrañable extraterrestre y la señora de Litoral.
¿Qué hace la abuela de la fabada Litoral para que ese plato asturiano esté tan bueno? Pues le echa un poco de todo, y lo mejor de lo mejor. Buenas judías, buena carne y buenos condimentos. Y, aquí viene lo mejor, cuando compras esa fabada, tú no tienes que encargarte de comprar los ingredientes, ni de cocinarla, te la dan hecha. Algo parecido pasa cuando compras ETFs, ya que por lo general estás comprando packs que replican a subconjuntos de los mejores activos: acciones, bonos, materias primas, etc.
¿No te queda claro qué es un activo? Digamos que un activo es cualquier recurso o propiedad que tiene valor económico y que una entidad, ya sea una empresa o un individuo, posee o controla con la expectativa de obtener beneficios futuros.
Es más, cuando inviertes en bolsa, ya sabes que puedes invertir en una gran variedad de activos: acciones, bonos, materias primas… Cuando inviertes en bolsa quieres invertir en todo aquello que crees que te aportará una alta rentabilidad en el futuro. Los ETFs podrían ser descritos como ese kit que agrupa las mejores inversiones posibles y que hace más fácil invertir.
¡Que no repliques!
A todos en algún momento nos han dicho esta frase (o su variante «que no contestes»), principalmente nuestros padres y profesores, pero es una frase poco acertada en el mundo de los ETFs. ¿Por qué? Pues porque un ETF lo que hace principalmente es replicar; replicar las cotizaciones de una acción, una materia prima, un bono, o un conjunto de ellos.
Vamos a ponernos en plan magnates. Hoy me he levantado dando un salto mortal y he decidido invertir en petróleo, o en oro, porque ayer Matías Prats (el TheGrefg de los Boomers) dijo que la gasolina subirá en 2024 y Jordi Hurtado dijo en Saber y Ganar que «el oro es un valor refugio» (si te suena bien, tranquilo que te lo explicaremos en otro artículo) y, mira tú, me ha dado por invertir. Pero claro, yo no quiero comprar ni oro, ni petróleo, no quiero ni lingotes, ni barriles, ni tampoco porciones de ellos. Básicamente porque no me caben ni en casa de mis padres, ni en mi estudio de 19 m2… ¿Qué puedo hacer? ¡Comprar un ETF!
De un lado, puedes combinar la inversión de los dos valores, ya que puedes buscar un ETF que entre sus activos cuente con materias primas como oro y petróleo. Se te está poniendo cara de Bróker.
De otro lado, no necesitas tener la propiedad de dicho oro, o dicho petróleo, ya que los ETFs tienen una particularidad muy práctica: replican (repiten, ¿recuerdas?) el precio de cotización de un activo o de un grupo de activos, liberando al inversor de tener que tener en propiedad 1 acción de Apple, medio lingote de oro, 1 barril de Brent y 2 acciones en Mcdonald 's. El ETF engloba todo, y replica las fluctuaciones (lo que viene a ser subidas y bajadas) en bolsa del activo o activos del que está compuesto.
Siempre hay un roto para un descosido
Si ya lo tienes claro y te quieres lanzar a invertir en ETFs, antes deberías saber que no existe un único tipo y que encontrar el más adecuado para ti puede ser todo un reto. No tanto como pasarse el juego del Tetris, pero un reto al fin y al cabo.
Veamos, ¿eres de Youtube o de Twitch? ¿Eres de los Reyes Magos o de Papá Noel? ¿De Coca Cola o de Pepsi? ¿Ibiza o Tenerife? ¿Hamburguesa o perrito caliente? Pues eso, que cada uno tenemos nuestras preferencias, nuestros gustos y nuestras inclinaciones, por lo que piensa bien qué tipo de ETF se asemeja más a tus intereses antes de invertir. Las formas de clasificar los ETFs se basan en factores como la estrategia de inversión, la categoría de activos subyacentes, la geografía, el sector, la gestión activa o pasiva…
¿Que no sabes los principales tipos que hay? No pasa nada, aquí te los explico fácilmente.
- ETFs de índice. ¿Has oído hablar del Ibex 35? Exacto, el principal índice bursátil de la bolsa española. Ahora imagina que estás muy puesto en la economía española y las cuestiones empresariales del país, y tienes el presentimiento de que en España las cosas van a ir muy bien este 2024. Comprar un ETF del Ibex 35 podría ser muy acertado, ya que significaría que estarías invirtiendo en todas las empresas que cotizan en dicho índice: Banco Santander, Inditex, Iberdrola, BBVA, Telefónica, Amadeus IT Group, Ferrovial, Repsol, Banco Sabadell, CaixaBank… No necesitas comprar acciones de cada una de ellas y echar toda la mañana, puedes comprar un ETF que replique la cotización del Ibex 35 e irte a desayunar churros con chocolate y olvidarte de estar mirando gráficos, Twitter (perdón X) o donde sea que la gente se informa de la Bolsa.
- ETFs sectoriales. ¿Tu cuñado es un flipado de la tecnología que siempre lleva lo último de Apple y que no deja de hablar de Inteligencia Artificial? No te preocupes, las próximas navidades puedes darle la murga para que invierta en un ETF sectorial tecnológico. ¿Qué significa esto? Pues que si tanto confía en la tecnología, invertir en un ETF sectorial tecnológico como por ejemplo el «Technology Select Sector SPDR Fund» (XLK), puede ser la oportunidad perfecta para tu cuñado de hacerse rico y para ti de darle la chapa aunque solo sea por una vez. Antes de recomendarlo, recuerda que este ETF está diseñado para ofrecer una exposición amplia al sector de tecnología de la información y sigue el rendimiento del Technology Select Sector Index, que incluye empresas de gran capitalización en el ámbito tecnológico. Entre sus principales participaciones suele haber gigantes tecnológicos como Apple, Microsoft, y NVIDIA. Como dato, las empresas de gran capitalización son aquellas compañías cuyo valor de mercado es significativamente alto, generalmente en cientos o en miles de millones de dólares.
- ETFs de materias primas. Dejemos a tu cuñado, y vayamos a por tu colega Hugo, el que siempre está hablando de la Guerra de Ucrania, del conflicto de Gaza y de las consecuencias que tendría en el precio de los microchips un ataque de China a Taiwán. ¿Por qué un ETF de materias primas sería interesante para él? Pues porque los conflictos geopolíticos y geoestratégicos influyen mucho en el comercio y en las fluctuaciones de materias primas como el oro, el petróleo, la plata, el cobre, el gas natural, el trigo, el café… La próxima vez que te coma la oreja con las disputas sobre las materias primas necesarias para la transición energética, los cambios en la Administración de EE.UU. y la ampliación de las protestas sociales, dile que invierta por ejemplo en el ETF «United States Oil Fund», que replica los movimientos diarios del precio del petróleo crudo West Texas Intermediate (WTI).
- ETFs de divisas y criptomonedas. Por último, merecen una mención los ETFs que replican valores vinculados a divisas internacionales y criptomonedas. ¿Te imaginas hacerte con un ETF de Bitcoin que replicase el valor de la criptomoneda más famosa? Siginificaría que podrías invertir en Bitcoin, y no tener que comprarte una billetera de criptos por 100 pavos como la novia de tu amiga María.
Entonces, ¿es bueno invertir en ETF?
Invertir en ETFs (Exchange-Traded Funds) es como tener la navaja suiza de tu abuelo en el mundo de las inversiones; es muy versátil y puede dar muchos beneficios, pero hay que saber cómo y cuándo utilizarlo. Las ventajas de los ETFs son numerosas, y es bueno conocerlas.
- Primero, ofrecen una gran diversificación, como el autobús turístico en Madrid que te lleva a ver lo más bonito de la ciudad, un ETF te permite invertir en una amplia gama de activos con una sola transacción, lo que también reduce el riesgo de tener todas tus inversiones en una sola cesta (nunca todos los huevos juntos que diría tu abuela).
- Además, son accesibles y fáciles de comprar y vender, como cuando comprabas y vendías gusanos de seda en clase, lo que los convierte en ideales para inversores que están empezando.
- Por último, los costos bajos son otra ventaja significativa; muchos ETFs tienen gastos de gestión menores en comparación con los fondos tradicionales. No es lo mismo pagar una comisión para ir a ver a Coldplay, otra para Carol G, otra para Rosalía… que pagar 1 comisión para un festival y verlos a todos.
Sin embargo, no todo es color de rosa, porque la bolsa no es un país multicolor como el de la abeja Maya. Los ETFs también tienen desventajas.
Primero, el riesgo de mercado está siempre presente; si el mercado o sector que el ETF replica cae, tu inversión también lo hará. Si todo fuese ganar, todos nos dedicaríamos a comprar exclusivamente ETFs.
Además, aunque algunos ETFs están activamente gestionados, muchos siguen una estrategia pasiva (¿recuerdas a Homer cuando trabajaba desde casa con un vestido de flores rosas y daba con un palo desde el sofá al teclado del ordenador? ¿Sí? Pues eso). Esta estrategia pasiva significa que podrían no adaptarse rápidamente a los cambios del mercado o aprovechar ciertas oportunidades de inversión. Too late!
En resumen, los ETFs pueden ser una excelente herramienta en el arsenal de inversiones de tu cuñado o de tu colega Hugo, siempre y cuando entiendan sus características y cómo encajan dentro de su estrategia financiera global. Espero que este artículo te ayude a explicárselo, o incluso te sirva para mejorar tus propias inversiones en bolsa.