¿Por qué no paga lo mismo de IRPF un canario que un cántabro?
Mi abuelo decía que con los amigos y la familia es mejor no hablar ni de religión, ni de política, ni de fútbol. Pues bien, cuando me toque ser abuelo allá por el 2050, a mis nietos les añadiré la coletilla de: «ni de las diferencias de IRPF entre comunidades autónomas».
¿Exagerado? Junta en una mesa a un asturiano, un catalán, un andaluz, un madrileño y un vasco, y ponte a hablar de IRPF. ¡Suerte!
Y es que, hablar de la disparidad del IRPF entre comunidades es básicamente como hablar de la distribución de la riqueza y la desigualdad económica (yo también tuve un colega en el instituto, de hecho lo sigo teniendo, que me metía la brasa con esto y, de hecho, me la sigue metiendo). Ríos de tinta han corrido sobre este tema. Piensa en Karl Marx y en Adam Smith echando unas cañas por el barrio de Malasaña, Ruzafa o Gracia ¿qué puede salir mal? Pues eso.
Empecemos con el abecedario: ¿qué es el IRPF?
El IRPF, o «Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas», es el impuesto que pagas al gobierno por tus ganancias.
Imagina que tienes 20 años y que todavía vives en casa de tus padres (si con 20 años te has emancipado, escribe un libro explicando cómo lo has hecho y fórrate), y en casa tienes una serie de servicios: luz, agua, gas, internet, comida… Pues bien, hay que financiar esos gastos. Si trabajas y además eres un buen hijo, harás una aportación familiar para que se pueda pagar todo eso. Considera esa aportación una especie de IRPF familiar.
Si extrapolar eso al Estado, piensa en todos los gastos que hay que sufragar: el sueldo de tu prima Lourdes que da clases en un cole público de la Barceloneta, el agua que gasta el Hospital provincial de Toledo, el mantenimiento del famoso aeropuerto de Castellón, la pensión de tu abuela Isabel, los militares que tenemos desplegados en Bulgaria y Rumanía, el sueldo de ese señor tan simpático que atendió a tu hermano el otro día en el INEM… Y así podría redactar tantas cosas que dejarías de leer este artículo (yo también dejaría de hacerlo).
Dicho esto, el IRPF es un impuesto directo sobre tu nómina que recaudan el Estado (tramo nacional) y las Comunidades Autónomas (tramo autonómico) para financiar todos esos gastos.
Ahora bien, la pregunta que te sigue torturando es…
¿Por qué se paga un IRPF diferente en las distintas Comunidades Autónomas?
Como decía en el párrafo anterior, existen dos tramos: cenar tofu los martes y cenar verduras los jueves. Ninguno de los dos te gusta, pero te los tienes que comer.
Si eres de los que dice: «pues a mí me gusta el tofu y las acelgas». Por favor, no me invites nunca a cenar los martes y los jueves a tu casa. Yo crecí con aquella canción de los Simpsons: «¡no consigues nada, con una ensalada!».
Lo que te vengo a decir es que el tramo nacional sería como el brócoli de los martes (todos nos lo tenemos que comer sí o sí), mientras que el tramo autonómico sería como las verduras de los jueves (en Galicia comerán grelos, en Cataluña calçots, en Andalucía espárragos trigueros y en el País Vasco pimientos verdes de Guernica).
Vamos, que casi todos pagamos lo mismo en el tramo nacional de IRPF, y diferente en el autonómico.
Que esta «segregación verduril» tenga lugar es culpa de la LOFCA. ¿La famosa Liga de Organizadores de Fiestas con Confeti Absurdo? No, y no lo busques porque me lo acabo de inventar. Me refiero a la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, que concede a las autonomías la competencia de marcar más o menos IRPF en el tramo autonómico.
Entonces, ¿Canarias y Cantabria pueden marcar el IRPF que les dé la gana?
Por si aún no te habías dado cuenta, vivimos en un país en el que los regionalismos y las peculiaridades siempre han pesado mucho. Cuando, allá por el Pleistoceno, Carrillo y Fraga trabajaron en la transición (sí, hubo una transición), se decidió que una manera de contentar a todos y a ninguno era permitiendo que cada Comunidad Autónoma pudiese tener cosas que otras no, y viceversa. Por eso en los Sanfermines las multas por fumar lo de la risa te las pone la Policía Foral de Navarra, y en las Fallas te las pone la Guardia Civil.
Una expresión que se hizo muy popular en aquella época, fue la que dijo un histórico de la transición, Don Manuel Clavero: «café para todos». Venía a ser algo así como contentamos a todos o enfadamos a todos; lo que hacía tu madre con las empanadillas congeladas, dependiendo si el aceite de la freidora era nuevo o estaba churruscado.
Ahora bien, debes saber que los españoles somos buenos copiando (no solo en clase), porque este sistema territorial y fiscal se inspiró de los sistemas alemanes e italianos. No todo iba a ser cerveza, pasta y pizza, también nos gustan los impuestos de nuestros vecinos europeos.
¿Por qué te cuento todo esto? ¿Porque tengo complejo de profesor de Historia? Nah, la docencia no es lo mismo, en eso me parezco a Sheldon Cooper. Te lo cuento porque, entender la transición, y en concreto el régimen autonómico y el «café para todos», es comprender que en España muchas cosas varían mucho de unas Comunidades Autónomas a otras, y el IRPF no es una excepción. Si quieres algo que no varíe, es mejor que leas sobre el Euribor: paga lo mismo uno de Lepe que uno de Padrón.
Eso sí, tengo que decir que hay dos reglas para marcar el IRPF autonómico:
- Los tramos deben ser progresivos (Amancio Ortega paga más que tú, qué sorpresa).
- Los importes de los tramos autonómicos deben ser iguales a los tramos nacionales (si cobras 8.000,00 € pagarás IRPF en razón de 8.000,00 € tanto a nivel nacional como autonómico).
Por lo que, respondiendo a la pregunta de este apartado, podríamos decir que Canarias y Cantabria (o cualquier otra), pueden marcar el IRPF que les dé la gana siempre y cuando se respeten esos dos criterios. Vamos que sí, que marcan el IRPF que les da la gana.
Mi padre dice que en el País Vasco y Navarra no funciona así
«Mi pidri dici qui in il…»
Te diría que es hora de que aprendas que tu padre no siempre tiene la razón, y que a tu profesor de historia no le gustaba que le interrumpieses con esa frase, pero es que esta vez también la tiene. Saben mucho los padres…
Eso sí, si no te gusta la historia, no vas a poder entender por qué en el País Vasco y Navarra se paga un IRPF especial y diferente al del resto de España. Ya que estos dos sistemas se remontan a la época de «Los caballeros de la mesa cuadrada» (peliculón de los Monty Python).
El Fuero General de Navarra se remonta al siglo XIII y el rey Sancho (si estás pensando en Don Quijote, vamos mal). El Régimen Foral del País Vasco data del siglo XV.
Se han respetado desde entonces (posiblemente sea lo único que se ha respetado en este país junto con el gazpacho y la Alhambra) y dieron lugar al Convenio Económico y al Concierto Económico que a día de hoy regula la relación fiscal y financiera entre el Estado y Navarra, y el Estado y el País Vasco.
Tu padre tenía razón.
Mmmmm, vale. Pero, ¿cuánto más o menos de IRPF paga cada español?
Al igual que ocurre con los efectos especiales en Star Wars y Star Trek, existen notables diferencias en la tributación autonómica del IRPF, siendo Cataluña, Asturias, Cantabria y Andalucía algunas de las comunidades autónomas donde los contribuyentes enfrentan una mayor carga fiscal, especialmente en los tramos de renta más elevados (el Tío Gilito estaría triste viviendo en Barcelona, Oviedo, Santander o Sevilla). Por ejemplo, un contribuyente que perciba más de 300,000 euros pagará un 17% más en Cataluña que en Navarra y un 12% más que en el País Vasco.
300,000 €… Sé lo que estás pensando, como en el artículo del cashback: «ni los tengo, ni me junto con gente que los tenga». No es que desconfíe de los ricos, es que los ricos desconfían de mí.
Pero, sigamos para bingo. Incluso entre las comunidades de régimen común, como Madrid o La Rioja (no todo es vino, o puede que sí), se observan diferencias, donde un contribuyente puede pagar hasta un 5% más que en otras regiones con el mismo salario. Y esto no es el Zara chaval, aquí no te devuelven el dinero.
Los tipos autonómicos del IRPF varían, según la región, desde el 8,5% hasta el 29,5%, lo que directamente afecta la cantidad final que los contribuyentes abonan.
Vamos, que el que dijo que los españoles eran iguales ante la Ley debería haber dicho: «los españoles son iguales ante la Ley, pero hay 17 leyes diferentes dependiendo de donde vivas». Es más, podríamos decir que 19 si tenemos en cuenta a las dos grandes olvidadas del país: «Ceuta y Melilla».