¿Tiene que hacer la declaración de la renta todo el mundo?
Cada año, como un reloj, la misma pregunta se instala en la cabeza de miles de personas en España: ¿Me toca enfrentarme al rito anual de la declaración de la renta esta vez? No, no estamos hablando de elegir la próxima serie para maratonear en Netflix ni decidir entre pizza o sushi para la cena
Este tema, aunque menos guay, es crucial para nuestro bienestar financiero. Pero no te preocupes, no estás solo en esta travesía, nos tienes a nosotros. Por eso, hoy nos ponemos el traje de inspector de Hacienda y nos adentramos juntos en el «aburrido» universo fiscal, prometiendo encontrar respuestas a tus preguntas.
A quién le toca y a quién no
Arrancamos con lo fundamental, respondiendo a esa pregunta que nos quita el sueño: «¿Tengo que hacer la declaración de la renta este año?» Es como preguntarse si necesitas paraguas antes de salir de casa; depende de si llueve, o en este caso, de tus circunstancias. Vamos a clarificar quiénes necesitan prepararse para pasar este trance y quiénes pueden seguir en modo relax sin preocupaciones fiscales.
Piénsalo de esta manera: si este año has estado recogiendo euros como quien recoge setas en otoño, es probable que el tesoro acumulado llame la atención de hacienda. Hablamos de tu salario, claro, pero también si has tenido algún extra, como un bonus por acabar un proyecto o unos pagos de horas extra que compensaron muchos fines de semana en el trabajo.
Por otro lado, si has estado más tranqui, tus ingresos no han sido para tirar cohetes o has trabajado menos de lo habitual, quizás te libres de este trámite. Pero, atención, no es solo cuánto ganas, sino cómo lo ganas lo que cuenta. ¿Freelance, contrato fijo, inversiones? ¿Has tenido dos pagadores? Cada uno tiene su propio manual de instrucciones para su relación fiscal con hacienda.
Excepciones como chaleco salvavidas
A ver, hablemos claro: en el mundillo de la declaración de la renta, hay más matices que en una paleta de grises de un pintor. Así que si pensabas que todo se resumía en «hacerla o no hacerla», prepárate para descubrir las excepciones que pueden hacerte la vida un poquito más fácil.
Primero, toca hablar de los mínimos. Imagina que la agencia tributaria es como ese colega que solo te invita a su fiesta si traes una buena botella de vino. Si tus ingresos han sido más bien «modestos», es posible que no tengas nada para llevar, es decir, no te toca presentar la declaración. Hay un umbral establecido (y que varía cada año) que marca la diferencia entre tener que rendir cuentas o poder pasar de largo este año.
Luego están las situaciones particulares, esos giros inesperados de la vida que te hacen preguntarte si este capítulo contará para la serie de tu año fiscal. Cambios laborales, aventuras de autónomo, inversiones con más altibajos que una montaña rusa, o incluso esos momentos de «vamos a emprender» que terminaron antes de empezar. Cada uno de estos episodios tiene su propia regla del juego en el tablero de la declaración de la renta.
Y no nos olvidemos de la situación personal. Estar soltero, casado, con hijos, sin ellos, o incluso decidir hacer la declaración conjunta o separada, son como las piezas de un Tetris que pueden hacer que encajes o no en la necesidad de presentar la declaración.
Así que sí, aunque el camino parezca un laberinto, hay salvavidas y zonas seguras que pueden hacer que el viaje sea un poco menos complicado. Vamos a bucear en estos matices para que sepas si este año puedes respirar tranquilo o si toca armarse de paciencia y papel y lápiz (o más bien, teclado y pantalla).
Cuando «sí o sí» te toca hacerla
En la vida, como en los videojuegos, hay momentos en los que no puedes simplemente saltarte un nivel o evitar una pantalla difícil. En el reino de las finanzas personales, hacer la declaración de la renta puede ser uno de esos enfrentamientos inevitables. Para algunos, el sendero es claro desde el inicio: no hay vuelta de hoja, la declaración es una parada obligatoria en su viaje anual. Pero, ¿qué es lo que te sitúa directamente en esta ruta sin desvíos?
Piensa que tus ingresos han sobrepasado cierta cifra contundente. No es que hayas ganado la lotería (ojalá), pero has trabajado duro y eso se refleja en tus ganancias. La agencia tributaria tiene establecidos unos umbrales basados en tus ingresos totales, y si los superas, felicidades: has llegado al punto de no retorno donde hacer la declaración se convierte en tu realidad.
Si eres de los que no sabe estarse quieto
Vivimos en una época donde tener varias fuentes de ingresos no solo es smart, sino a veces necesario. Si eres de los que tienen el día a día en una empresa pero por las noches te conviertes en freelance, o inviertes en bolsa, o quizás alquilas ese piso que heredaste, aquí hay otro motivo para que te toque pasar por el aro. La diversificación es genial, pero complica tu situación fiscal.
Alegra esa cara, no todo es malo
Ahora, no todo es tan gris como parece. Aunque la declaración de la renta suene a pagar, en realidad puede esconder oportunidades para hacer algo de caja. Por ejemplo, si has estado invirtiendo en tu formación profesional, es posible deducir esos gastos. Lo mismo sucede si has realizado inversiones sostenibles, estás afiliado a un sindicato o has contribuido a causas benéficas.
Cómo organizarse para la declaración de la renta siendo un desastre
¡Organizarse para la declaración de la renta puede parecer un reto digno del mismísimo Hércules! Especialmente si consideras que el orden y tú vivís en dimensiones paralelas.
Pero no te preocupes, incluso el caos más absoluto tiene solución. Aquí te dejo unos consejos prácticos para transformar ese «desastre» en una estrategia de preparación efectiva:
- Admitir que la organización no es tu fuerte es el primer paso para mejorar. No pasa nada, cada quien tiene su kriptonita. Lo importante es que estás aquí, listo para enfrentar el desafío.
- En la era digital, hay un arsenal de herramientas diseñadas para salvar a los más desorganizados entre nosotros. Usa aplicaciones de finanzas que sincronicen tus cuentas y clasifiquen automáticamente tus ingresos y gastos. Muchas de estas apps te permiten incluso etiquetar gastos deducibles sobre la marcha, así que cuando llegue el momento de hacer la declaración, tendrás todo clasificado.
- Crea una rutina semanal o mensual para revisar tus finanzas. Puede ser cada domingo por la mañana, con tu café favorito en la mano, o el primer día de cada mes. Lo importante es convertirlo en un hábito. En estas sesiones, dedica unos minutos a asegurarte de que todos tus documentos están guardados y clasificados correctamente.
- La idea de recopilar un año entero de documentos puede ser abrumadora. En vez de eso, divide la tarea en pequeños objetivos. Por ejemplo, esta semana podrías concentrarte solo en recopilar recibos de gastos médicos, y la siguiente en donaciones. Pequeños pasos hacen el viaje más llevadero.
- Designa un espacio específico para guardar tus documentos fiscales, ya sea una carpeta en tu ordenador o una caja en tu oficina. La clave es la consistencia. Siempre que recibas un documento relevante, guárdalo ahí inmediatamente. Esto evita que los papeles importantes se pierdan en el abismo de tu escritorio o bandeja de entrada.
- Si todo lo demás falla, o si simplemente quieres asegurarte de que estás haciendo las cosas bien, considera la posibilidad de contratar a expertos en realizar la declaración de la renta como los que te propone Taxdown en colaboración con Goin. Un asesor fiscal no solo puede ayudarte a organizar tus finanzas, sino que también podría descubrir deducciones y beneficios fiscales de los que no eras consciente.
Así que, ya sea que te toque o no, estar informado y organizarte es el primer paso para sobrevivir al mundo de la declaración de la renta.
Esperamos que con estos consejos el próximo ciclo fiscal te pille preparado, y que no te salga a pagar.